El Instituto de Neurociencias de la Universidad Miguel Hernández y del
CSIC se encuentra participando en una investigación internacional de
carácter pionero cuyo fin es contribuir a desarrollar hasta sus últimas
consecuencias lo que conocemos como realidad virtual.
La
realidad virtual es una tecnología que está llamada a cambiar, aún más
si cabe, el futuro de las comunicaciones, el aprendizaje, la
interactividad e incluso las relaciones sociales.
Grupos de 14
países, como Alemania, Suecia, Israel, Austria, Francia o Reino Unido,
están juntos en esta iniciativa donde la parte española la ponen la
Universidad Politécnica de Cataluña y la Miguel Hernández de Elche.
Precisamente,
María Victoria Sánchez Vives, desde el campus de Sant Joan, es uno de
los científicos que impulsa una parte de este ambicioso proyecto, que a
escala europea se denomina PRESENCCIA (Presence Research Encompassing
Sensory Enhancement, Neuroscience, Cerebral-Computer Interfaces and
Applications) y que ha sido financiado dentro del Sexto Programa Marco
de la Unión Europea con una dotación de 6,5 millones de euros.
Neurocientíficos
e ingenieros informáticos se dan la mano en esta gran empresa
coordinada por el científico Mel Slater, del University College London
y de la Universidad Politécnica de Cataluña, y que recientemente ha
disfrutado de un año sabático en el Instituto de Neurociencias.
Acostumbrados
a ver en películas de ciencia ficción cómo una persona con un casco y
un traje conectados a un ordenador puede aparecer, sin moverse de su
sitio, en cualquier mundo imaginario que genere una computadora, ahora,
en el Instituto de Neurociencias (IN), ubicado en el campus de Sant
Joan, estas situaciones están, salvando las distancias, tomando cuerpo.
Uno
de los temas en los que trabaja María Victoria Sánchez Vives y su
equipo es en la percepción del propio cuerpo y la posibilidad de
modificarla mediante la incorporación de partes del cuerpo virtuales.
Para ello, en los bajos del IN cuentan con una sala de realidad
virtual, donde el usuario, a través de unas gafas especiales, un casco
y un sistema de proyección en tres dimensiones, puede sentirse, por
ejemplo, dentro de un museo, uno de los programas informáticos con que
cuentan actualmente. La exploración tridimensional de estructuras
cerebrales es otro de los proyectos en los que trabajan.
Más que
generar un sistema informático que dé sensación de absoluta realidad al
usuario, aquí lo que se intenta es estudiar cómo funciona el cerebro y
cómo activarlo para que perciba como verdaderamente real un entorno y
situación virtual.
El objetivo por tanto es ése: estudiar y
conseguir que una percepción irreal (dentro de la realidad virtual)
genere una sensación absolutamente real.
A largo plazo, el
objetivo es optimizar los sistemas de realidad virtual e incorporarla a
distintos ámbitos de nuestra vida diaria que abarcan desde la
asistencia médica o la psicoterapia hasta la publicidad y el
entretenimiento.
Cómo respondemos ante la realidad virtual y
cómo se puede generar una realidad virtual que se acerque más a la
realidad desde un mejor conocimiento de los sistemas de percepción es
lo que se está analizando como una parte de este proyecto europeo que
se prolongará en su segunda y actual fase durante los próximos cuatro
años.